Menorca es una isla perfecta para la práctica de turismo activo.
En sus poco más de 700km2 encontrarás gran diversidad de ecosistemas terrestres y marinos y un importante patrimonio histórico y cultural. En sus 216km de costa, infinidad de playas, muchas de ellas vírgenes, calas, barrancos y cuevas naturales. A lo largo de sus 47km de norte a sur, un paisaje rural único salpicado de “llocs” y “tanques” fragmentadas por líneas casi perfectas de “pared seca”.
Una costa y un interior que puedes descubrir a través de sus caminos rurales y muy especialmente recorriendo el Camí de Cavalls, un sendero de Gran Recorrido (GR-223) que circunvala la isla y que es sin duda una de las mejores formas de conocer a fondo Menorca ya sea a pie, en bici, a caballo o practicando treking. A su paso por el norte, encontrarás un paisaje castigado por la Tramontana, un litoral abrupto y playas rojizas. A su paso por el sur, acantilados de piedra caliza, pinos y calas de blanca arena.
Menorca es sin duda una isla de contrastes, pero con un denominador común, aguas limpias y cristalinas en las que es un auténtico placer practicar vela, kayak, submarinismo o cualquier deporte relacionado con el mar.
Y es que por algo Menorca fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1993. Entre sus tesoros, la Reserva Norte de la isla, una de las últimas zonas vírgenes del Mediterráneo, el Parque Natural de s’Albufera des Grau, un espacio protegido por su diversidad y riqueza, y sus más de 1.500 yacimientos arqueológicos que convierten a la isla en auténtico museo al aire libre por lo que opta a ser Patrimonio de la Humanidad.